Elecciones generales 2019
Arranca la campaña más atípica, que se celebra en plena Semana Santa y en la que ninguno de los candidatos ha ganado nunca unas elecciones generales
Este jueves a medianoche comienza la campaña para las elecciones generales de 2019 con la tradicional pegada de carteles. Los candidatos se preparan para el arranque de una campaña reñida con distintos actos a lo largo de la tarde-noche en Madrid y Sevilla. Así, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comienza la campaña electoral en Dos Hermanas, Sevilla. El líder del PP, Pablo Casado lo hace desde Madrid, al igual que el de Ciudadanos, Albert Rivera, y que Pablo Iglesias, el líder de Podemos.
Tras la legislatura más extraña de la democracia, en la que por primera vez triunfó una moción de censura, arranca la campaña electoral más atípica. Ninguno de los candidatos a la presidencia del Gobierno ha ganado nunca unas elecciones. Algo que solo ocurrió en 1982 y en el 2004. Y, por primera vez, hasta cinco partidos tienen posibilidades de formar grupos parlamentarios amplios. Pero, al margen de lo estrictamente político, esta campaña electoral es diferente por celebrarse en plena Semana Santa, con media España disfrutando de las vacaciones y desconectada de medios y redes. Un hecho sin precedentes sobre el que ni políticos ni sociólogos se ponen de acuerdo en torno a la influencia que esto puede tener finalmente en los resultados del 28 de abril.
Aunque hasta un 40 % de los españoles no sabe todavía a quién votará, la carrera comienza con el PSOE como claro favorito para ganar los comicios. Pero esa ventaja no garantiza que Pedro Sánchez consiga ser investido como presidente, y tampoco permite adivinar con quién tendría que pactar para conseguirlo. Consciente de ello, Sánchez arranca con mensajes deliberadamente ambiguos, que le permiten sostener la hipótesis de un pacto con Ciudadanos, a pesar de la insistente negativa de Albert Rivera a esa posibilidad, o la de formar Gobierno apoyado en Unidas Podemos, que inicia la carrera a la baja pero con esperanzas de remontar tras el retorno de Pablo Iglesias, e incluso con apoyo de los partidos independentistas si fuera necesario. Sánchez se presenta con un perfil más moderado y presidencial, mientras que Iglesias recupera su discurso más radical.