Esta festividad tiene lugar justo después del peregrinaje anual a La Meca
Andaluznews / AGENCIAS
La población musulmana en España, que se acerca a mas de dos millones, celebra el viernes la Fiesta del Sacrificio (Idu al-Adha), en recuerdo del cordero que degolló Abraham como sacrificio a Dios en lugar de su propio hijo.
Esta fiesta se celebra al término del peregrinaje anual a La Meca -uno de los cinco pilares del Islam-, junto a la «shahada» (profesión de fe), la limosna, la oración y el ayuno en el mes de Ramadán.
El sacrificio del cordero no es una obligación, como sí lo es la peregrinación a La Meca, sino una ‘sunnah’ o recomendación firme del Profeta.
En cualquier caso, muchos musulmanes lo hacen cada año siguiendo la normativa y otros donan sus corderos a países más necesitados como Siria, Somalia o Palestina, a través de ONG.
La Fiesta del Sacrificio comienza este domingo, con las oraciones propias una vez salido el sol, en torno a las 8.30 horas en las mezquitas centrales de cada ciudad. Después, las personas acuden a los mataderos a recoger sus corderos o junto a los matarifes, a quienes encargan el sacrificio del animal.
A partir de este domingo, los musulmanes tendrán tres días para sacrificar un borrego. El día del mismo, el animal se divide en tres partes, una para la familia, otra para los allegados y una tercera para los necesitados, según la sunah.
El sacrificio de corderos
Con motivo de esta festividad, los dirigentes de asociaciones musulmanas en España han asegurado que las cabezas de ganado criadas en territorio español son sometidas a «rigurosos controles de calidad» para su distribución a las carnicerías halal y su posterior consumo humano.
«Los corderos de España o de cualquier país tienen que pasar por la certificación halal para asegurarse de que la alimentación (de la res) no tenga defectos y que tampoco tenga enfermedades».
Estos controles, incluida la comprobación de la alimentación herbívora de las reses, los realizan tanto los veterinarios como los inspectores responsables de la certificación ‘halal’ en España.
Asimismo, recuerda que solo se pueden sacrificar reses adultas o, en caso de ser difícil, un cordero pascual -de medio a un año-. Además, deben excluirse del sacrificio aquellos corderos tullidos «cuya cojera sea evidente», los ciegos «cuya ceguera sea evidente», los enfermos «cuya enfermedad sea evidente» y los demacrados.
Sobre la Fiesta del Sacrificio, se conmemora el pasaje en el que Dios ordena a Abraham sacrificar a su hijo, «la historia común entre musulmanes, cristianos y judíos, que aparece en el Antiguo Testamento y en el Corán, que se traduce en que en el sacrificio de todo lo que uno «puede dar por los otros».
Millones de musulmanes de todo el mundo celebran durante el fin de semana la principal festividad del islam
Eid al-Adha
Eid al Adha o Aid al-Adha (en árabe, عيد الأضحى [ʿīd al-aḍḥā]), que podría traducirse como Celebración del Sacrificio, es la festividad mayor de los musulmanes (o Aid-al Kebir (Fiesta Grande) que conmemora el pasaje recogido tanto en la Biblia como en el Corán, en el que se muestra la voluntad de Abraham (Ibrahim) de sacrificar a su hijo como un acto de obediencia a Dios, antes de que Dios interviniera para proporcionarle un cordero y que sacrificara a este animal en su lugar. En varios países del África musulmana, tales como Malí, Níger, Senegal o Benín, dan el nombre de Tabaski a esta fiesta, y en una parte de Amazighs en África del Norte le nombran Tafaska. En muchos lugares de habla hispana es conocida como Fiesta del Cordero.
Esta festividad, que tiene lugar el décimo día del mes de Zil-Hajj (entre septiembre y noviembre), 70 días después del Eid al-Fitr, es incorporada en el Hajj, la gran peregrinación a la Meca, que debe realizarse por lo menos una vez y preferiblemente durante este mes.
El Eid al-Adha se celebra por los musulmanes de todo el mundo con la ofrenda de un sacrificio animal (comúnmente una vaca o un cordero) como acción de gracias a Dios por salvar la vida de Ismael, hijo del profeta Abraham.
En este día, los musulmanes que están en La Meca concluyen los ritos de su peregrinación y, después de la oración especial, sacrifican —o más modernamente, pagan para que un matarife cualificado sacrifique en su lugar— generalmente un cordero. Sin embargo, la mayoría celebra la festividad en sus lugares de residencia, acudiendo a las mezquitas para la oración y luego, aquellos que pueden hacerlo, sacrifican y celebran una comida a la que se invitan mutuamente. Normalmente suele celebrarse al aire libre, en las afueras de las ciudades, en una zona abierta denominada musalla.
La carne del animal es separada en tercios; una para la persona que obsequia la bestia, otra para repartir entre sus parientes y el último tercio para los necesitados, independientemente de su religión, raza o nacionalidad.
El musulmán acude a la oración tras haber realizado la ablución mayor o gusl y haberse ataviado con su mejor ropa, limpia y perfumada. Recita unos versículos que sólo se mencionan durante las dos fiestas anuales y en los enterramientos. Los musulmanes glorifican a Dios hasta que el imán inicia la oración recitando siete takbir (Allahu akbar) y haciendo dos prosternaciones (rakáa). Después, el imán pronuncia una jutba (‘sermón del viernes’) a los miembros de la comunidad que se hallan presentes. Por último, se disuelve la reunión y los asistentes se besan en señal de hermanamiento y se felicitan por la fiesta.
Historia
Con esta festividad, los musulmanes recuerdan que el Islam significa sumisión, ya que nadie mostró mejor sumisión a Dios que Abraham (Ibrahim en árabe), quien estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo primogénito Ismael (Isma’il) como prueba de su lealtad a Dios. Al final, Dios fue clemente y paró su brazo en el aire justo cuando iba a cercenar el cuello de su hijo. Agradecido, Abraham sacrificó en su lugar un carnero y es, en imitación de ese acto, que los musulmanes sacrifican sus animales en lo que se considera la Fiesta Mayor del Islam.
Según el Corán, Ismael, el hijo primogénito de Abraham, engendrado por su esposa Agar, fue el protagonista de la historia (a diferencia de la tradición judeocristiana, que otorga este papel a Isaac):
Y cuando ( Ismael ) era lo bastante mayor
para ayudar en las tareas ( de Ibrahim ), este dijo:
“¡Oh mi querido hijo!
¡He visto en sueños que debía sacrificarte:
considera, pues, como lo ves tú!”
[Ismael] respondió:
“¡Oh padre mío! ¡Haz lo que se te ordena:
hallarás que soy, si Allah quiere,
paciente en la adversidad!”
Pero cuando ambos se hubieron sometido
a la voluntad de Allah,
y le hubo tendido sobre el rostro, le llamamos:
“¡Oh Ibrahim, has cumplido ya con la visión!”
Así, realmente, recompensamos a los que hacen el bien:
pues, ciertamente, todo esto fue en verdad
una prueba, clara en sí misma.
Y le rescatamos mediante un sacrificio magnífico,
y de esta forma le dejamos como recuerdo
para futuras generaciones:
“¡La paz sea con Ibrahîm!”
El Eid al-Adha o la fiesta del sacrificio es como se llama la segunda celebración más importante del mundo musulmán, que recuerda una gran lección espiritual.
Esta fiesta celebra la rendición del ser humano ante la voluntad de Dios.
El Eid al-Adha coincide con el décimo día del duodécimo mes del calendario lunar islámico. Conmemora en especial la rendición del profeta Abraham ante Dios. En este día, Abraham se dispone a sacrificar a su amado hijo Ismael, por orden de Dios. Para hacerlo, lo lleva a un lugar conocido como Mina, en el actual Arabia Saudí.
Sin embargo, en el momento en que pone el cuchillo en la garganta de su hijo, Dios lo impide y le da un cordero para que se lo ofrende. Así, Abraham supera la prueba de lealtad.
El Eid al-Ahda también marca el final de la gran peregrinación a La Meca, llamada Hach. En este día, los peregrinos se reúnen en el valle de Mina y están obligados a sacrificar un camello, una vaca o una oveja. El objetivo es que cada musulmán se ponga en la situación de Abraham y exprese su lealtad y fe en Dios.
Los musulmanes en distintos países del mundo celebran con mucho entusiasmo esta festividad. Entre los actos recomendables de este día se encuentran el rezo colectivo y matutino. Tras la oración, se inicia oficialmente el día festivo.
Aunque no es obligatorio, muchos musulmanes sacrifican distintos animales: ovejas, carneros, cabras, vacas o camellos. La carne del sacrifico se distribuye entre los pobres, los vecinos y una parte para aquel que lo realiza.